La limpieza es el ABC de cualquier rutina de cuidado facial. Se debe realizar a diario, mañana y noche, poniendo especial esmero en la última sesión para eliminar los restos de contaminación y grasa y prevenir el envejecimiento prematuro de la piel. Hasta aquí la generalidad que nos atañe ¡a todos! Pero, ¿qué sucede con las particularidades de cada
piel? Hasta el gesto más benéfico puede convertirse en una agresión si se realiza con el producto inadecuado. Conoce tu piel y sabrás con qué limpiarla.
Normal con tendencia a sensible
Aguantas bien las limpiadoras que necesitan agua para arrastrar las impurezas, pero notas que tu piel está más confortable cuando usas fórmulas naturales no irritantes, sin perfumes, alcohol, jabón, o conservantes químicos.
8Loción limpiadora Ideal Douceur Eau Lactée, de Carita


Mixta, con impurezas
Tu objetivo es devolverle a la piel su equilibrio. Te ayudará una limpiadora muy ligera
con activos hidratantes y desintoxicantes que elimine las impurezas y regule la grasa sin
resecar tu piel.
4Grasa o apagada
Tu piel tiene muchas células muertas, está rugosa –por lo que refleja la luz con irregularidades-, tomas fármacos, tu dieta es desequilibrada, vives en una gran ciudad y te afecta la contaminación, fumas… Las razones para que la piel no desarrolle todo su potencial lumínico son muchas y, además de encontrar y eliminar la causa raíz, te vendría bien simplificar tu rutina de cuidado facial y seleccionar pocos productos y poco grasos para
no saturar la piel. Empieza con una limpiadora con activos exfoliantes y, poco a poco,
notarás que tu piel recupera el glow perdido.